Área Hospitalaria

HOSPITAL DR. ENRIQUE TORNÚ - SERVICIO PEDIATRÍA - 
PROGRAMA FAMILIAS VULNERABLES

"Familias Vulnerables" es un dispositivo de atención que trabaja sobre situaciones de vulneración de derechos de niños y adolescentes enmarcado en la Ley 114 del CABA. Está conformado por un equipo interdisciplinario (pediatras, trabajadora social, psicopedagoga, piscologa, psiquiatra y musicoterapeuta; desde una perspectiva psicoanalítica). Brinda espacios de atención individual, entrevistas familiares y espacio musicoterapéutico grupal.
Las temáticas atendidas son abuso sexual, violencia familiar y maltrato infantil.

Coordino el espacio de Musicoterapia desde un abordaje grupal y expresivo, enmarcado en la Prevención Secundaria y Promoción de la Salud, desde el año 2010 hasta la actualidad.
Actualmente funcionan 3 Talleres de Expresión Musical libre, divididos por franjas etáreas: preescolar, escolar y adolescentes.

Se comprende el campo de lo musical como un abordaje expresivo. Entendiendo por "expresión" el despliegue y manifestación del mundo interno de un modo activo - creativo y lúdico: aquello que cada niño tiene para decir acerca de sí mismo a través de un soporte material: el sonido y la música.

La acción expresiva constituye una herramienta de suma validez para representar todo aquello que a alguien aqueja, violenta, impide disfrutar de una plena salud, o que bien pone en riesgo la misma.

Como punto de partida se ofrecen materiales mediadores (instrumentos musicales, objetos blandos, telas, disfraces, títeres, música editada, canciones) y se habilita un espacio de juego y libre expresión, donde se despliegan escenas sonoras en una dinámica grupal. Recorrido en el que cada niño y niña va descubriendo potencialidades, ensayando roles, destrabando inhibiciones, desarrollando su espontaneidad, regulando la energía, afirmándose, atreviéndose, construyendo en el vínculo con los otros y con el sonido. 
El encuentro con el mundo sonoro y musical implica un doble movimiento, hacia adentro, de reconocimiento de los propios recursos y capacidades; y hacia fuera de expresión y comunicación (plasmado en una producción sonora que oficia como espejo de lo interno).En el modelar la materia sonora se modela la propia subjetividad. Aquello que descubro en interacción con los instrumentos musicales, la voz, el cuerpo; deviene en descubrimiento y desarrollo de las propias capacidades, y por ende en fortalecimiento subjetivo. 

HOSPITAL DR. JUAN PEDRO GARRAHAM 

Fui docente de música de la Escuela Hospitalaria Nº 2, trabajando en el Sector Quemados, Oncología, Trasnplante Renal e Internación general, durante los años 2005 a 2007.

La Institución Escuela en el Hospital se crea en el marco de los Derechos de los Niños/as.

“ El niño hospitalizado tiene derecho a proseguir su formación escolar durante su permanencia en el hospital, y a beneficiarse de los enseñanzas de los maestros y del material didáctico que las autoridades escolares pongan a su disposición, en particular en el caso de hospitalización prolongada.” (Diez Derechos Fundamentales del Niño hospitalizado- ONU- Ginebra, 1959)

Los objetivos de la escuela en el ámbito hospitalario son:

  • Garantizar la continuidad pedagógica: Trabajar en función de que cuando el niño pueda superar la enfermedad pueda volver a la escuela de origen
  • Contribuir a mejorar la calidad de vida del niño enfermo a través de la educación.
  • Optimizar la atención integral del niño
  • Brindar apoyo y contención a la familia del niño. Se da por el vínculo que se va construyendo con cada familia y la mirada puesta hacia otras perspectivas. Hay en juego en el acto educativo una apuesta a un destino distinto.
  • Fomentar la creación de redes de trabajo con otras instituciones. La articulación con la escuela de la que el niño proviene y regresará; u la orientación hacia escuelas domiciliarias en algunos casos.
En la práctica cotidiana, pienso a la escuela dentro del Hospital como la posibilidad de mantener al niño vinculado con los espacios propios de la niñez: la escolaridad y el juego.

El ámbito hopitalario y la enfermedad del niño lo deslizan hacia otras identidades (paciente, objeto de atención), mientras que como docentes lo posicionamos en un lugar de sujeto-alumno. Así el ámbito de la música, los juegos y las propuestas pedagógicas, recuperan su identidad de niño.

La actividad artística facilita a su vez la expresión de emociones y la conexión con el placer. Conectarlo con el placer es conectarlo a la vida.

Las propuestas musicales ofician de puente que habilita por un lado, la recuperación del "afuera" (canciones conocidas, aprendidas en su ámbito cotidiano antes de la internación, música de la región o país del que provienen), que como tal devienen en promotoras de sostén y contención; y por otro, la posibilidad de apertura hacia propuestas nuevas y de creación inspiradas en el sonido, que tornan al niño en sujeto activo y constructor de su mundo.

Dos ejes orientan la propuesta: la audición sonoro-musical y la producción sonoro-musical. La audición, en los casos de inhibición, miedo o compromiso de miembros superiores constituyen un punto de partida.

La Producción, vocal y o instrumental. Atendiendo a las medidas de bioseguridad se le ofrecen instrumentos musicales o diversos materiales sonoros, y se empiezan a armar otras escenas, enseñanza de teclado, programa rítmico, escritura musical, confección en conjunto de una lotería sonoro-musical, grabación de temas, composición de canciones, sonorizaciones, cuentos musicales, improvisaciones, etc.

Así partiendo de la relación particular del niño con la música, gustos e intereses. Se promueven: el desarrollo de la percepción, la exploración sonora, el descubrimiento de las propias posibilidades, el descubrimiento de nuevos sentidos, el desarrollo de la imaginación, la puesta en juego de la propia fantasía, la evocación de recuerdos y emociones. Se estimula la expresión, la creatividad y el desarrollo de habilidades motrices y cognitivas, construyendo en ese momento un nuevo espacio-tiempo, diferenciado del ámbito hospitalario.

Los abordajes son individuales, en parejas (en caso de dos niños internados en la misma habitación) y cuando es posible se realiza un abordaje grupal, donde lo social y la comunicación interpersonal entra en juego desde otro lugar.

La ofertas son personalizadas. Trabajar uno a uno implica identificar cuál es el modo de aprender del otro. Respetar los tiempos y necesidades de cada niño, adecuando las actividades a las diferentes edades y particularidades.

Se tienen en cuenta, por un lado, los saberes y conocimientos musicales de cada niño / a (lo ya aprendido en la escuela, en la familia o en otras instituciones), para sostener cierta continuidad con la escuela de origen y /o con el afuera; y por otro, la identidad cultural propia, haciendo lugar y revalorizando la música de los lugares de los que provienen.

En las largas permanencias se elaboran proyectos de trabajo, que permiten hacer procesos musicales interesantes y sostenidos por el vínculo que se va construyendo. Lo que mantiene al niño conectado con otro proyecto de vida. Observando que esto promueve mejoras anímicas que le ayudan a mejorar el estado de salud.

En muchos casos se incorporan a las propuestas a los familiares, acompañantes y a los agentes de salud; invitándolos a vincularse con el niño desde otro lugar y con otros medios. Se observan en los niños/as mejoras en el estado de ánimo y procesos que los mueven de la pasividad a la actividad, a partir de la cual hay una conexión con el impulso vital. Como así también se puede, mediante el trabajo expresivo sonoro- musical, trabajar la canalización de miedos, enojos, demandas y fantasías.